El duelo

¿QUÉ ES?

  • EL SHOCK

    La persona a la que amabas ha muerto. El golpe es brutal y te sientes a la deriva, te ahogas en la pena y no puedes respirar. Vives en una pesadilla, en la desesperación, y piensas que no puedes seguir adelante. No hay consuelo. Tu mundo se ha desmoronado y te sientes perdido.

    Te preguntas por qué me ha pasado esto a mí, y sientes una inmensa rabia. Le echas terriblemente de menos y quisieras volver a besarle, abrazarle, hablarle. Pero, ¿por qué no a mí? Todos tendremos que pasar por esta experiencia antes o después.

    Muchos se empeñan en darte consejos. Esto duele, como también duelen ciertas palabras torpes de consuelo. Lo hacen con la mejor intención, pero tú solo necesitas que te escuchen y poder llorar. Acepta su solidaridad y agradécela, pero no tienes por qué hacer lo que te dicen. Es normal que sientas que lo único que importa es lo que te está pasando a ti.

    El dolor es insoportable, tu vida ya no es igual, sientes que no hay futuro. No lo evites. El momento de afligirse es ahora. No sirve de nada suprimir o ignorar las emociones que te provoca el dolor. Si lo haces, antes o después estallarán como un incendio.

    No hay forma de predecir cómo te sentirás. Cada persona llora su pérdida de un modo diferente. Podrás sentir una extraña calma y al rato siguiente explotarás con rabia o con llanto. O estarás enfadado con tu familia, con los amigos, con el mundo entero. Quizá desees aislarte o estar siempre acompañado. El dolor es universal, pero al tiempo es extremadamente personal. Tu dolor es solo tuyo. Pero no te olvides de cuidarte; necesitarás todas tus fuerzas para atravesar este desierto.

  • EL SUFRIMIENTO

    Es también una emoción normal, sobre todo al principio, pero no es saludable si se perpetúa en el tiempo. El sufrimiento genera algunos de estos sentimientos:

    Insensibilidad: nada te parece real, no te concentras, no tienes energía, te sientes anestesiado. Es un momento crítico en donde se pude empezar a abusar de sustancias o medicamentos para no sentir. ¡Cuidado!

    Negación: no puedes aceptar lo que te ha pasado, crees que tu ser querido va a aparecer en cualquier momento, vives en el pasado porque pensar en el presente o en el futuro te parece un acto de traición. Se necesita tiempo y trabajo personal para llegar a esta aceptación.

    Cólera, enfado, rabia: puedes sentir enfado y rabia contra las personas relacionadas con las circunstancias de la muerte. Incluso contra tu persona querida por haberte abandonado. Tu cólera no es ni buena ni mala, es tuya. Debes aceptarla, sostenerla, no suprimirla, pues te ayudará a expresar tu frustración. Este sentimiento forma parte del proceso, pero es una energía agotadora, y será necesario convertirla en energía saludable que te permita avanzar.

    Pánico, miedo: las decisiones más sencillas se convierten en un gran problema. Sientes como si perdieras la razón, que estás agotado, que no tienes recursos. Es normal. Tu vida ha cambiado radicalmente y no puedes esperar que el vacío se llene en seguida. No hay atajos. Hay que elaborar el duelo y llegar al recuerdo agradecido. Esa es la esperanza. Tener ideas suicidas también puede ser normal, pero si se convierten en una obsesión habitual, Talitha te invita a reflexionar sobre lo devastador que eso sería para tus seres queridos. Habla de ello.

    Enfermedad física: el dolor emocional se puede somatizar y no es raro que experimentes diferentes problemas de salud. El cuerpo nos habla. Cuida tu descanso, alimentación, tu cuidado personal. Y si lo necesitas, ve al médico.

    Culpabilidad: puedes llegar a sentirte culpable por lo que crees que deberías haber hecho o dicho. Examinas qué cosas hubieras podido hacer para evitar lo que sucedió. Repasas tus fallos, reales o ficticios y te recriminas lo que hiciste o dejaste de hacer. No te tortures. Debes comprender que somos humanos y que nos equivocamos, y aprender a mirarte con compasión.

    Tristeza, abatimiento: todo te da igual y es posible que tu autoestima desaparezca. Te sientes inútil, indefenso. Has perdido el interés por todo, por la vida. Te sientes vacío. Esto es normal, te avisa de que debes parar, escucharte y cuidarte. Tu vida ha cambiado, pero debes prepárate para una nueva. Pasarás al recuerdo agradecido. Y date permiso para sentir la alegría cuando llegue; es también un homenaje a tu persona amada.

LA RECUPERACIÓN

  • ACEPTA LA REALIDAD DE TU PÉRDIDA

    Tu ser amado no se ha ido a hacer un largo viaje, no ha desaparecido, no ha expirado. Evita los eufemismos o las fantasías. Tu ser querido ha muerto y no va a volver. No se puede cambiar lo que ha pasado y debe aceptarse. No luches contra lo que ha sucedido. Aunque no lo creas, tienes la capacidad de afrontar este suceso terrible, de recuperarte de tu dolor, de volver a vivir, ahora de una manera distinta. No puedes cambiar lo sucedido; acéptalo y hazte responsable de tu presente. En Talitha sabemos que se puede.

  • EXPRESA TUS SENTIMIENTOS

    Alguien te dirá que seas fuerte, valiente. No hagas caso. En este momento de tu vida no es posible dominar racionalmente tu pesada carga emocional. Date permiso para expresar el dolor, llora todo lo que necesites, busca maneras sanas de expresar tu rabia, habla de ello, escribe lo que sientes, tu miedo, tu frustración, tu soledad, tu dolor. Hablar y escribir lo que sientes produce cierto alivio y ayuda a poner en orden todo lo que te está pasando.

  • UNA NUEVA VIDA

    Tu vida anterior ha desaparecido y puede que sientas la necesidad de realizar cambios drásticos. No te precipites. No es momento de tomar decisiones importantes. Acostumbrarse a una nueva vida requiere tiempo y reflexión. Aplaza las decisiones importantes. Hay que ir paso a paso.

    El recuerdo agradecido es el puente hacia el futuro: tu enorme pena disminuirá lentamente. Sentirte mejor no es un acto de deslealtad a la persona que ha muerto. No debes convertirte en esclavo del pasado porque así impides construir el puente hacia el futuro. Eso no significa olvidar, sino que te estás alejando del sufrimiento. Y ese puente a la vida es el recuerdo agradecido. Te invitamos a escribir todo lo que tu ser amado te enseñó y compartió contigo. Luego dale las gracias por todo eso. Ve añadiendo más cosas según vayas recordando, que te inunden, siéntelas, disfrútalas. Es el bálsamo para tu herida.

  • LAS MEDICINAS

    El proceso del dolor te llevará tiempo. Pero la clave no está en el mero paso del tiempo, sino de lo tú hagas durante ese tiempo que te ayude a elaborar tu duelo. Algunas personas harán este proceso más rápido, otras tardarán más. El camino del duelo no es lineal, tendrás altibajos hasta que vuelvas a pisar tierra firme. Puede que experimentes retrocesos y creerás que estás otra vez al principio, pero es normal, y pronto pasará. No dejes pasar el tiempo, úsalo para pensar, sentir y reflexionar, y para construir una nueva vida. A tu ritmo, pero sin pausa.

    Muévete, haz cosas, pero no como método para huir y no pensar, sino para ser consciente de tu vida, aquí y ahora. No pienses demasiado en el mañana, no tienes el control. La supervivencia de cada día ya es un triunfo. Quizá descubras recursos en tu interior que desconocías. Úsalos. Es necesario hacer cosas, pero cuidado con intentar estar muy ocupado para evitar entrar en contacto con tu dolor. En la soledad elegida encontrarás el espacio para reconstruirte.

    Comparte tu dolor con tu familia y amigos, acepta su solidaridad, pero no permitas que nadie se haga cargo de tu vida. Puede que sientas que algunas personas te han defraudado. Es posible, pero quizá crean que necesitas estar solo o que no sepan cómo acompañarte, o incluso que tú mismo los hayas apartado de tu vida sin darte cuenta. Y puede que estén deseando tener noticias tuyas. No estás solo. Y además está Talitha. Aquí nos tienes.

    La transformación: ahora puedes recordar a tu persona amada y las circunstancias de su muerte sin desmoronarte, con agradecimiento. Ves algo de luz en tu vida, y sabes que él/ella estará siempre en ti. Has pasado por el valle de las sombras. Vive y ama.