SI, SOY UNA SUPERVIVIENTE

Endika, el amor de mi vida, mi ángel, mi motor, mi hijo, decidió dejar este mundo que ya no soportaba. Él que tanto amaba la vida. Ofrecía sin medida y regalaba siempre su sonrisa. Y nosotros nos quedamos aquí, sin entender nada, dedicados a honrar su memoria y su vida. Con el dolor de no haber sabido entender que el suicidio existía, subestimar su pena y su dolor, que ya son míos, anclados en mi alma.
Sí, soy superviviente de la tragedia de perder un hijo.
Maldigo la ignorancia y el tabú sobre su muerte.
Él se fue y me quedaron todos los supervivientes que le amaron, que esperan un «perdón» de esta sociedad insensible e ignorante, llena de prejuicios y reglas establecidas. ¿No será que es difícil aceptar la responsabilidad? ¿Que es mejor esconder que reconocer?
Mis sobrevivientes y yo necesitamos que no se siga subestimando el dolor, que se abran los ojos y se sepa que tienen cinco veces más posibilidades de ser sobrevivientes a un suicidio que a cualquier otra pérdida no natural de un ser querido.
Sí, soy una superviviente.
Sólo espero que cada vez sean menos las que tengan que decir: sí, soy una superviviente.
Rosamari