TIEMPO DE DESCONECTAR
Será el calor? O quizá la necesidad de desconectar unos días de lo que nos rodea, trabajo o cotidianidad, lo que nos empuja cada año por estas fechas a playas y zonas rurales, o simplemente cambiar el escenario habitual. Tomar conciencia de la naturaleza, fundirnos con ella, puede ser una preciosa medicina para el alma, ser parte del mar y de las olas dejándonos mecer en su vaivén nos puede ayudar a comprender el beneficio de aceptar lo que la vida nos trae, el descanso por unos momentos del esfuerzo que es nadar contracorriente, sabiendo que nuestras brazadas pueden servirnos para llevarnos justo al lugar donde queremos llegar. Elegir ese lugar. Observar sin prisa una puesta de sol, esperando paciente el momento mágico donde la luz, con sus colores más bonitos, nos dice que nos dará una nueva oportunidad mañana de intentarlo. Detenernos ante ese arroyo o ese rio que pequeño o grande fluye y aprender del agua como buscando su camino realiza el trazado necesario. Contagiarnos de olor a romero o a tomillo o simplemente descubrir como la vida echa raíces y si las cuidamos (y si nos cuidamos) crece. A veces con dolor sí, pero merece la pena. VIVE
Por Pilar Martínez Tierraseca. Presidenta de TALITHA