En este tiempo de confinamiento para todos, de aislamiento para muchos, y de enfermedad para más de los que quisiéramos, donde emociones como la preocupación, el miedo, la tristeza o el dolor nos inundan, en TALITHA seguimos ayudando en el proceso de duelo; acompañamos en un camino que en estos días de coronavirus hay que añadirle, que no podemos estar en el hospital al lado de nuestro familiar, que están cerrados los velatorios, que tan solo tres personas pueden ir al cementerio en los entierros.

Cada pérdida es única siempre, nuestro dolor y el duelo es individual, y aun así tenemos muchas cosas en común. Cuando muere alguien muy cercano se te para la vida y crees que no vas a poder seguir, el dolor es lo normal y solo podemos vivirlo sin atajos, querer saltarlo no ayuda, pues saldrá de la peor manera más adelante. El duelo es ese trabajo que hacemos con lo que sentimos.

No sirve que pase el tiempo, el tiempo es necesario para que podamos dar sentido y elaborar todos y cada uno de los sentimientos y emociones que van llegando, desde el no me lo puedo creer ¿porque a mí…?, desde el enfado con lo que hice o no hice, lo que sucedió… hasta mi negociación con la vida misma y la rendición a lo que hay y como puedo hacer para seguir viviendo; incluso a veces la vida nos sorprende sintiendo que hemos aprendido… a apreciar más lo que tenemos, a decir más veces te quiero, a ayudar a otros. Y sobre todo a estar agradecido de la suerte de haber tenido a nuestro ser querido y de lo que nos ha dejado. Aunque para llegar a esto hace falta recorrer lo previo.

Todos tenemos la capacidad para elaborar el duelo, y necesitamos de valentía para pedir ayuda cuando sintamos que solos no podemos. En estos días que tenemos que estar en casa, y en algunas ocasiones estamos solos, debemos recordar que hay muchas personas a las que podemos recurrir, con quien compartir como estamos, amigos, familiares, profesionales.

En la intimidad que da el quedarnos en casa, podemos hacer muchas cosas, los rituales que nos ayuden a homenajear a nuestro ser querido nos harán bien. Escribir una carta o un diario, expresando lo que estamos viviendo, también pensemos en los niños, que pueden hacer por ejemplo un dibujo, organizar un espacio donde poder tenerle presente, con fotos, velas, algún objeto de nuestro ser querido, o una caja de recuerdos.

Ampliar la mirada, para ver más allá de la presencia física, de la necesidad de contacto, es un acto de amor.

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